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¡Disfrutar de la Navidad de verdad!

Las luces, los turrones y los villancicos nos recuerdan que ya está próxima la Navidad, y con ella las comidas con amigos y familia. Son fechas en las que apetece juntarse con todos los seres queridos, incluso con aquellos que hace tiempo que no ves, pero cada vez más, se hace más complicado elegir el lugar donde reunirse…

Encontrarse en una casa es cada vez más complicado. Y la opción de reducir el reencuentro con la gente que más quieres (y que a lo mejor no ves desde la comida de Navidad del año anterior), a una comida de restaurante en mesa larga, a veces también “se queda corto”.

Solo elegir el día y el sitio puede ser una gran complicación. Y cuando por fin llega el día, prepara a los niños desde temprano, elige modelito, coge el coche corriendo para aparcar…

Ya en el restaurante, tendrás unas cuatro horas para hablar con quien te haya tocado al lado en la mesa, y en la sobremesa te cambiarás 10 veces de sitio para poder hablar con el resto de personas.

A todo esto, los niños quieren correr, jugar… Y no podemos olvidar el ruido del resto de mesas, otras celebraciones de grupos con niños que, con ambiente festivo, generan una ensordecedora atmósfera de la que sólo te das cuenta cuando sales, y te percatas de que has estado hablando a gritos y con cierto estrés…

Desde hace ya varios años, una tendencia se hace cada vez más popular para grupos familiares y de amigos. Se trata de ir a algún lugar, preferentemente en la naturaleza, con espacio exterior suficiente para que los niños jueguen, monten en bici, y lo pasen genial de manera segura, mientas que los adultos disfrutan también, apartando los problemas de la rutina y dedicando tiempo real a estar con sus seres más queridos.

Una tendencia donde padres, niños y mayores disfrutan de estar juntos y sobre todo de convivir en familia sin estreses del día a día.

En el Molino de Butrera, llevamos muchos años celebrando lo que ya han bautizado como “Molinadas”. Fines de semana en plena naturaleza donde los adultos y los niños se reencuentran con la esencia más humana, la naturaleza y la convivencia sin más adornos. Fines de semana llenos de experiencias que quedan en la memoria.

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